domingo, 3 de mayo de 2015




Cuando trabajaba en La Familia, tuve la oportunidad de conversar con Carlos Calderon Fajardo, en mi condición de librero le ofrecí algunos libros. Pero conforme se fue rompiendo la tensión de la venta, se abrió paso una familiaridad muy natural en su persona. Le pregunte si daba algún taller de escritura. Me contesto que no, por que él no tenia técnica, nunca había estudiado para poder escribir. Le había gustado unos de los títulos de la colección de Andanzas de Tusquets. Mientras revisaba el libro, me iba comentando la importancia del titulo en una historia. Nos despedimos después de unos minutos. El subía contento las escaleras, comentándole orgulloso a su acompañante, que yo lo había reconocido. 

3 comentarios:

  1. La nostalgia se siente en estas breves y sustanciales líneas. Muy bien Fer, un abrazo.

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  2. De Fajardo solo he leído La conciencia del límite último 😩

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